martes, 12 de junio de 2012

Hoy en Milkómeda recomienda: El Invencible (Stanislaw Lem)

Inauguramos esta sección, como no podría ser de otra manera, con una de las mejores novelas de ciencia ficción de todos los tiempos: El Invencible (Niezwycinezony), escrita en 1964 por Stanislaw Lem, autor asimismo de la archiconocida Solaris (1961). 

La trama a priori puede parecer poco original: el crucero El Invencible aterriza en el planeta Regis III para investigar la desaparición de su nave gemela El Cóndor. A medida que indaga en lo sucedido, la tripulación tiene que hacer frente a misterios cada vez más desconcertantes y peligrosos relacionados con las extrañas formas de vida del planeta. 

Y hasta ahí puedo leer.

A partir de tan sencilla premisa, Lem nos sumerge en una trama trepidante y desarrolla interesantes reflexiones sobre las dificultades de comunicación con otras formas de vida, los límites de las capacidades humanas y las infinitas posibilidades de la Evolución, además de un ejercicio de anticipación científica-tecnológica digno de la más absoluta admiración. 

Una obra que, tanto por sus planteamientos especulativos, como por la quirúrgica descripción de los hechos, las situaciones y el entorno ficticio donde la aventura tiene lugar, es, dicho sea de paso, infinitamente superior y fascinante a la sobrevalorada Solaris.

Como muestra, su espectacular comienzo:
"El Invencible, crucero de segunda clase -la mayor de las naves con que contaba la base de la constelación de Lira-, surcaba el cuadrante más exterior de esa región del universo. En el túnel de hibernación del puente principal dormían los ochenta y tres tripulantes de la nave. Como la travesía era relativamente corta, no se había recurrido a la hibernación total sino a un sueño profundo en el que la temperatura del cuerpo no bajaba nunca de los diez grados. En la cabina de comando solamente los autómatas estaban activos. Ante ellos, sobre la retícula del visor, se reflejaba el disco de un sol no mucho más cálido que una estrella enana roja. Cuando la circunferencia ocupó la mitad de la pantalla, el reactor dejó de funcionar. Una pesada quietud reinó de pronto en toda la nave. Los climatizadores y las computadoras trabajaban en silencio. La tenue iluminación que acompañara la emisión del haz luminoso había cesado también. El torrente de luz, como una espada infinitamente larga hundida en la oscuridad, había impulsado a la nave en la inmensidad del espacio. El Invencible se desplazaba ahora a una velicidad uniforme, inerte, mudo y aparentemente vacío"




Podéis encontrarlo on line aquí.




Fuentes:
http://es.wikipedia.org/wiki/El_Invencible_(novela)
http://www.ciencia-ficcion.com/opinion/op00561.htm
http://rescepto.wordpress.com/2010/01/26/el-invencible/

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